La competitividad es muy buena pero nuestra labor como entrenadores es saber racionarla para que no nos de quebraderos de cabeza y surjan problemas cuando ya es tarde para resolverlos. El otro día hablando con mi primer entrenador decidimos tomar una serie de medidas como limitar las situaciones de juego real y crear más entrenamiento táctico y técnico y variando el sistema de competición ya que muchas veces los roces vienen porque no se pitan faltas entre ellos y cosillas así que parecen de crios pero que en un momento de tensión y con jugadores que quieren ganar por encima de todo pueden crearnos un problema. Decidimos también arbitrar nosotros los partidillos de entrenamiento aclarando a los jugadores que se pitará poco para acostumbrarnos a los partidos donde los arbitros no lo ven todo y los jugadores no se acostumbren a protestar.
En definitiva, es muy importante vigilar la competitividad dentro del equipo y conservar un nivel medio de motivación ya que la extramotivación puede crear problemas entre los jugadores.

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