Muchas veces los entrenadores damos demasiadas vueltas a temas estratégicos y tácticos pero nos centramos menos en detalles más pequeños pero de una importancia similar a los anteriores en el día a día.
Uno de estos aspectos es la hidratación de los jugadores, tanto en entrenamientos como en partidos, un dato que puede mejorar o empeorar el rendimiento de los mismo según como se haga. Me explico, una de las cosas que he aprendido este año es que para que un jugador se hidrate bien en un entrenamiento o partido debe hacerlo de forma repetitiva y con poca cantidad, es decir, beber muchas veces a mientras dure el ejercicio pero en pocas cantidades, pequeños sorbos o, incluso, mojarse los labios. Normalmente todos hacemos más o menos lo mismo, cuando llevan un rato de entreno les damos permiso para ir a beber y los jugadores que están "secos" normalmente beben sin control y eso genera una pesadez y facilita la fatiga cuando se reanude el ejercicio. Un buen truco para esto es tener unos botes de agua (cuyo precio creo cualquiera puede permitirse y si no botellas de agua) y llenarlos antes de comenzar el entrenamiento, una vez entrenando cada parón que se haga para explicar nuevos ejercicios o situaciones hacerlo cerca de las botellas de agua para que los jugadores se hidraten y controlarlos para que no se pasen con las dosis (sobre todo en categorías inferiores) ya que el jugador siempre va a consumir más de lo necesario.
Esto que parece una tontería en un deporte donde los detalles deciden como es el caso del baloncesto puede ser muy importante para la mejora del rendimiento de los jugadores. Habría que pensarselo.
martes, 29 de abril de 2008
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2 comentarios:
Gran dato a tener en cuenta para trabajar con los chavales. Gracias por la información.
Das vergüenza ajena.
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