Muchas veces un partido no se decide porque tengas a los mejores jugadores o porque tu equipo se haya preparado más que el rival. Hay una serie de aspectos que definen muchos partidos igualados que depende más de la psicología y de la mentalidad de jugadores y entrenadores. Ayer viví un caso similar en el vestuario tras un entrenamiento. Estamos inmersos en un derby entre dos equipos del club y compartimos pistas de entrenamiento y estos días de atras los jugadores entre ellos se retaban y se picaban para los partidos (siempre de forma saludable nunca piquillas extradeportivas) y ayer le tocó al segundo entrenador y también jugador de un equipo retarme a mí. La verdad que estuvo simpático porque empezó a picarme y acabó cabreado él.
Quiero dejar claro que este post no es para hablar de mi ni de mi caso, es para tratar un tema que estamos cansados de ver continuamente en baloncesto profesional que es la parte psicológica del basket, la parte donde no sobrevive el mejor si no el que más aguante tenga. Personalmente siempre he opinado que dominar la psicología rival puede ser clave para intimidar al rival sin ni siquiera gastar calorías (recuero una frase que siempre dice un amigo mio respecto a un partido de playoff en el que Michael Jordan se negó a dar la mano a Mourning al comienzo de un partido por desavenencias en partidos anteriores y éste no se centró ya más por ese gesto)
A esta guerra sucia me refiero, a la falta de educación y respeto en la pista o fuera de ella para intentar sacar del partido a los rivales, constantes vacileos, insultos sin que te oiga el árbitro (aunque lo haga muchas veces lo permiten) y demás artimañas que son "legales" y que todo el mundo utiliza pero que a mi me parecen rastreras y que pueden tener graves consecuencias para los jugadores.
Esto es especialmente peligroso en categorías amateur donde hay muchos "payasines" que utilizan estas artimañas para intentar acongojar al rival y no se dan cuenta de que el rival no tiene porque soportar esto y puede acabar mal con peleas y lamentos posteriores. Yo recuerdo un caso de un compañero mio hace años que era muy bueno y al que cada vez que un jugador concreto del equipo rival lo defendía le insultaba y hablaba de su novía (que estaba en la grada y era una preciosidad la verdad) Esto acabó con mi compañero en el banquillo con cinco faltas y al jugador rival en el hospital con una costilla rota y una brecha en la cabeza.
Muy mal por ambos, pero como se suele decir, quien siembra tormentas recoje tempestades y cuando no eres profesional las victorias no son tan importantes como para jugarte el físico por haber visto demasiado la tele.
jueves, 3 de abril de 2008
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