Este fin de semana he estado inmerso en un gran torneo de baloncesto que ha organizado el colegio Ursulinas de Gijón y que ha sido, en mi opinión, un gran éxito. Pero no puedo salir totalmente satisfecho tras ver ciertas actuaciones de padres de niños y niñas, benjamines en su mayoría, que me causan vergüenza ajena.
Primer día: Un padre se pasa todo el partido del equipo de su hijo (el cual ni estaba presente en el mismo) dirigiendo a los jugadores desde detrás de la canasta e indicándoles como deben defender o jugar. Al acabar el partido ese impresentable padre se dirigió a varios niños (repito ninguno era su hijo) para abroncarles por no haber realizado lo que el gritaba de forma absurda y totalmente inmadura desde detrás de la canasta. La bronca fue categórica ridiculizando a los crios y llamando la atención de todos los presentes en el partido incluso del entrenador que ya no aguantó más y tuvo que llamar la atención al personaje en cuestión el cual sin cortarse ni un pelo se puso a discutir sobre cuestiones técnicas y tácticas de forma vehemente y exigiendo la razón para sí mismo como si el fuera el entrenador. El verdadero entrenador aguantó el chaparrón con una diplomacia verdaderamente meritoria durante unos 15-20 minutos mientras caminaba hacia el coche y antes de marcharse tuvo que seguir debatiendo ante la desesperante pesadez del padre que seguía intentando imponer su criterio. ESTO ES ALGO LAMENTABLE.
Primer día (segunda parte) Durante el transcurso de un partido benjamín femenino se produjo un lance del partido en el que una jugadora pegó (de forma totalmetne involuntaria)a otra en la cara. La niña que recibió el golpe se puso a llorar camino de los brazos de su padre que estaba situado justo detrás de la canasta donde se había producido la situación. El padre antes de acoger a su hija lo primero que se le ocurre hacer es abroncar a la jugadora rival y encararse con ella desde detrás de la canasta (como he dicho esta niña era benjamín y tenía 9 años...) Para rematar eso la entrenadora de la niña que dió el golpe no se le ocurre más que encararse con el padre y decirle "eso lo lleva haciendo tu hija todo el partido" y dirigiendose a su jugadora "tu sigue así que no has hecho nada malo, la próxima más fuerte"...
Una situación lamentable más.
Como resumen de este post pedir que por favor los padres deben tener claro que las niñas y niños están formándose como jugadores y personas y que no se debe marcar la victoria como un objetivo primordial porque es cuando llegamos a situaciones ridiculas como estas en las que auténticos imbéciles de la grada ensucian el nombre de un deporte que hace años era predominantemente de gente culta y educada.
Un torneo amistoso donde los niños van a disfrutar y seguir aprendiendo se convierte en una absurda riña entre padres por una victoria que no les serivirá para nada más que ensuciar el juego y que sus hijos o hijas no sean aceptados en ningún equipo por culpa de los padres. Por cierto, el padre del primer caso es un claro ejemplo de personaje que es amigo de un tipo importante que se cree él el importante y actua con prepotencia y falta de respeto de forma continuada.
Nos estamos cargando el deporte de base por impresentables que generan vergüenza ajena a la gente que realmente ama este deporte.
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1 comentario:
Yo tengo la suerte de que los padres de mis niños son geniales...pero me encontré con cada uno por ahi...
Deberian dedicarse a disfrutar viendo como aprenden y se divierten los niños y el trabajo del entrenador que nos lo dejen a nosotros...Pobres chavales...
Y lo otro es lamentable..como le puedes decir a un crio de 9 años que la proxima la de mas fuerte...en fin...verngonzoso !!!
Besitos
Peque
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