martes, 5 de mayo de 2009

Otra de padres.

Mi novia, entrenadora de baloncesto entrena en un colegio con bastante historia en el baloncesto asturiano y normalmente suelo ir a buscarla a los entrenos cuando acaba para dar una vuelta antes de entrenar yo.

Hoy hice exactamente eso y me llevé una grata sorpresa, en ese colegio se estaba jugando un partido de categoría benjamín femenino entre dos de los mejores equipos de la categoría, ambos, por cierto, de carácter privado y religioso (esto por si solo no debería significar nada, pero en mi opinión este tipo de centros promueve una serie de principios y una educación y si levantaran la cabeza sus creadores y vieran el recital dado hoy por algún padre se avergonzarían mucho)

Yo me frotaba las manos, un partido de baloncesto de martes, además de niñas, buenas y que disfrutan de su inocencia haciendo deporte con amigas y supuestamente recibiendo una "educación". Pues bien, no pude estar más de 1o minutos viendo tal partido.

Para empezar el entrenador de uno de los equipos como un auténtico hooligang con respecto al árbitro, gritandole e incluso entrando en la pista para quedar claro que estaba ahí, no diré nombres por dudas legales al respecto aunque realmente importan poco. Esto además viniendo de un entrenador veterano, cuya hija juega en una categoría superior y se supongo que es un educador también. El árbitro lógicamente intentó aguantar tomar medidas que ensuciaran el juego pero no pudo aguantar más y justo cuando yo salía por la puerta para no soltar ningún improperio que pudiera faltar al respeto a nadie ( yo tampoco soy quien para dar mi opinión si no me la piden y ellos sabrán lo que quieren enseñar) oigo un pitido de fondo y al árbitro señalando una falta técnica al entrenador del equipo visitante, suerte tuvo el tipo ese, si el árbitro es otro no dura la primera frase, tuvo que dar con un ártbitro que lleva pitando varios años y es la primera vez que le veo señalar una técnica con tanta frustración.

A la vez que el tipo este se dedicaba a vocear a las niñas y árbitros, un padre está al lado de él increpando al árbitro, si señores AL LADO como si fuera un ayudante más, delante de las niñas, seguramente alguna fuera su hija, gran ejemplo por cierto. Este elemento si insultó, no tuvo valor para hacerlo al árbitro pero se volvió a otro padre que estaba al otro lado del banquill (sí, por el medio estaban todas las niñas del banquillo) y dijo un nada sutil y más bien poco respetuoso "Este gilipollas no nos deja ganar...."

Otro padre, un ser importante en Gijón, con muchos conocimientos de baloncesto pero con una impactante incapacidad para cerrar la boca y no intentar imponer su criterio, en la mesa controlando lo que el árbitro y anotadores hacen y OJO, como cometan un error, ahí saldrá su manifiesta incontinencia para corregir todo y dar su opinión aunque él no sea quien para hacerlo. Repito, este hombre sabe de baloncesto, mucho más de lo que su actitud demuestra en cada partido de sus hijos.

En definitiva, no pude disfrutar de un partido, seguramente por mi culpa, por mi incapacidad para tolerar actitudes lamentables de aquellos cuya única obligación real es educar a sus hijos y los que aún no se dan cuenta que en una pista el entrenador manda y ellos son meros animadores y de un entrenador con tanta veteranía como falta de respeto hacia los valores del deporte que representa.

Mea Culpa repito, nunca aprenderé que el baloncesto ya es un deporte de forofos e imbeciles que solo se acercan a las canchas cuando su hijo o hija, las cuales siempre son las mejores diga lo que diga el "gilipollas" de turno al que nos toque entrenarlas, y con el único objeto de hacer lo que, seguramente, no les dejan en casa o en la vida real, es decir, ser personas.

Un gran entrenador que conozco dice siempre que el baloncesto se está "futbolizando" y yo, visto el Bernabeu tras la goleada del Barcelona y su señorial actitud hacia el rival vencedor y viendo los idiotas con libro de familia propio de la pista de baloncesto de hoy no me queda más remedio que pensar que hoy por hoy el baloncesto está pero que el futbol, al menos en la base, en cuanto a respeto y deportividad. Una pena.

1 comentario:

Patri dijo...

Por desgracia, el baloncesto poco a poco se va volviendo futbolero y antes los padres se ponían a 5 metros de la pista para tan sólo animar y ahora estan a menos de un metro metiéndose con todo el mundo excepto animando. Los niños salen cohibidos muchs veces a jugar pensando en si le reñirá luego su padre/madre si juegan mal o los gritos que les darán desde la banda. Incluso he visto niños parar un partido y sentarse en el banquillo llorando sin querer jugar más por lo que les decían sus padres. Y muchas veces, si hablas con ellos para explicarles la situación casi es peor el remedio que la enfermedad.
El factor padres es algo con el que hay que lidiar en el baloncesto de base, que remedio.